miércoles, 22 de junio de 2011

Pangenérico II: al español chapinizado

Hay un español que me ha hecho trabajar como un cabrón. Y al que se lo agradezco. Aparezco, en uno de mis primeros días en Guatemala, por la oficina de la capital y me dijo: -Podrías hacer un plan de desarrollo económico local- Con dos cojones, pienso, pero este no se ha mirado mi currículum... Aún así, respondo:-Vale, lo intento- Y lo que empezó como un marrón se acabó convirtiendo en un reto, en una aventura. Entre informes, consultorías, datos dudosos, estudios falsos fui escavando y escavando. Analicé datos y saqué conclusiones. –Concreta más- me repetía. –Quiero proyectos, las únicas conclusiones válidas son los proyectos- Y así fue: yo  proponiendo y él corrigiendo. A veces a destiempo, otras cambiando mi trabajo y, las más, felicitándome.

Al vivir en lugares distintos fui conociéndole por mail y cuando venía aliñábamos con cerveza las charlas sobre desarrollo económico. Incluso me fui un finde a su casa. Y lo que empezó con trabajo acabó siendo cerveza y cerveza. Y sus aventuras por el mundo. Y mis historietas de viajes. Y le cogí confianza al tipo. Y creo que él me la cogió a mí.

Y han pasado nueve meses. Y me voy. Y va a ser difícil encontrar un jefe que sea un cuate. Un tipo que valore tu curro y con el que se puede hablar de seguridad alimentaria y, al minuto siguiente, de la India. Y al otro, de ir a tomar una copa. Y al rato, de la familia. Y luego, mientras ordenamos otra cerveza,  de mi miedo  a los chuchos o de cómo acostumbrarse al maíz.

Jodido pilas del desarrollo económico, me ha callado la boca en más de una ocasión sin mandarme cerrar la bocaza. Gracias, mano.

viernes, 17 de junio de 2011

Pangenérico I: A mi mamá guatemalteca

Uno llega a un lugar nuevo, desconocido, y está a la expectativa de todo: dónde vivir, dónde está la oficina o  a quién llamo si pasa algo. Esto son las cosas poco importantes de las que uno se preocupa. Las importantes: conocer gente que merezca la pena, conseguir una manta, perderte volviendo a casa y no saber a quién preguntar porque las calles no tiene nombre, dónde se vende el aceite de oliva o qué se pude hacer en el tiempo libre fueron, todas,  resueltas por mi mamá aquí. Ella, sin yo pedirlo, me ofreció ayuda desde el principio.
Me ayudo a encontrar casa, negoció conmigo el precio con el dueño, me presentó  a sus cuates, me prestó una manta (qué importante ha sido esto), me dio medicinas cuando estaba enfermo y, en fin, me hizo sentir querido en un sitio nuevo.
Así que si venís alguna vez a San Pedro la Laguna subid la cuesta del embarcadero de Pana. Cuando lleguéis a la zona plana antes del mercado, a la izquierda, está Jabelya, una asociación pequeña que vive de la tienda que tiene en la entrada. Allí preguntad por Wendy a una de las mujeres que trabajan en la tienda. Decidle que vais de mi parte, que conocéis a Paco, y  gastad todo lo que podáis en la tienda. Ella os tratará como cuates y os prestará una manta y os presentará gente y os dirá dónde se vende el aceite de oliva.

Despedida y cierre

Apenas 12 días me quedan en Guatemala y debo agradecer muchas cosas a mucha gente. Me pongo emotivo. Este blog se está traspasando los límites aceptables de sentimentalismo…
He conocido a mucha gente y mucha gente me ha ayudado, así que gracias a todos. Pero he de centrarme en tres personas que han hecho de este trabajo una aventura. Así que los tres últimos post estarán dedicados a tres personas que han facilitado mi estancia aquí. Esto no quiere decir que los demás no sean importantes pero creo que es a ellos a los que se lo debo: a dos chapines  y a un español chapinizado. Así que a ellos les dedicaré un pangenérico, que es igual que un panegírico pero con muchas más tonterías.
Están otras personas, pero a ellas se lo agradeceré personalmente: Ángela, el resto de jóvenes cooperantes, españoles y otros extranjeros, chapines, visitas y demás.
Y a los que me habéis leído, muchas gracias. He sido un poco pesado, un poco pedante, un poco sentimentaliode, un pelín flipado y, a veces, un gran capullo. Pero he sido yo, siempre. 

viernes, 10 de junio de 2011

Linda pero dolorosa Guatemala

Linda pero dolorosa Guatemala. Narcoestado fallido oí el otro día a un alarmista que lee demasiado la prensa (leer no siempre es entender). Pseudo democracia, comentamos los extranjeros mientras disfrutamos de sus bajísimos precios y sus lindos paisajes. Aquí he aprendido que no hay dos volcanes iguales y que las ventipocas lenguas mayas no son dialectos (gracias Galeano). Pero parte de esa belleza nace del dolor, del contraste.

Pongamos un ejemplo.  Un camión de Bimbo reparte su mercancía por los pequeños comercios respaldado por un hombre armado que enseña su pistola gigante como si se tratara de su pene. Pienso: a quién se le ocurriría asaltar un camión de pan en vez de un banco o la propia tienda, donde si habrá caudales. Y entonces uno lee sobre seguridad alimentaria. E intenta entender el valor del pan Bimbo en balas, no en dinero.  ¿Y eso hace a Guatemala linda? Desgarradoramente,  sí. Cuando no puedo dormir invento leyendas. Una de ellas dice (las leyendas, aunque las invente uno, siempre tiene vida propia) que sin pobreza  no habría volcanes.  Y sin volcanes no hubiera habido lugares sagrados, ni mayas. Y sin ellos, los  mayas, no hubiera sido necesario que Colón los conociera (decir descubrirlos ha sido siempre un insulto). Y si todo eso no hubiera ocurrido, si no hubiera volcanes, ni pobres, ni mayas, ni lenguas; entonces, no habría belleza, pero tampoco hambre.

Y me duele la belleza de Guate. Cada camino de tierra es dulce, la foto del indígena cargando madera a la espalda y sonriendo es lo más cercano a una buena foto que sacado nunca. Y me gusta por  pobre. Creo entender ahora al fotógrafo de guerra que busca enseñarnos en exposiciones y en la prensa los dolores extremos. Y  eso, sin reconocerlo nunca, nos enternece.

Eres linda Guatemala, como las mujeres tormentosas, como el dolor placentero. Eres la herida que miro sangrar sin marearme pero que me encharca los pies. 

jueves, 2 de junio de 2011

La mierda es mierda porque sale del culo

Digamos que uno ve algo feo, muy feo.  Y por motivos varios decide callarse, que se olvide. Pongamos que esto se repite, pero este acto, ahora, ocurre hacia uno de sus amigos. Vayamos más allá: todo esto ocurre en el entorno laboral. Uno piensa que está en otro país y que existirá otra legislación pero que lo que está viendo es, cuanto menos, mobbing. Pero sigue decidido a callarse, a ver qué ocurre. A escuchar y esperar para entender si esto es algo normal. Al fin y al cabo, uno no es más que un mindundi aquí.  Siguen ocurriendo cosas y la vena sindicalista e izquierdosa está al borde del colapso, quiere gritar ante pequeñas bromas que rodean cosas más allá del mobbing; digamos, por decir, el acoso sexual. Y quiere uno estallar pero no sabe cómo ni a quién. Y se pregunta, inocente, si es justo intervenir desde fuera y llamar a altas instancias con pequeñas intrigas. Con cosas personales, con cosas que has oído. Y te conviertes en escuchador de rumores. Y canalizas la rabia de lo demás y las bromas que oyes ya no sabes si son bromas. Y las cosas siguen ocurriendo. Y uno decide ponerse a investigar estas intrigas palaciegas, cerciorarse. Y descubre que, además de todo, mienten. Y de canalizador de la rabia pasa uno a sentirse furioso. Y se deja llevar por los instintos. Y habla, pero habla mal. Sin datos, sin hechos. Habla de rumores. Y sienten que le creen a medias. Y que mis verdades no son como sus mentiras. Y lo comparte con amigos de España, para objetivizar. La respuesta es clara: -¿eso sale de mis impuestos?-. Y me siento obligado a investigar, a conspirar en silencio. Y conspiro en mis ratos libres, entre tarea y tarea en el trabajo. Y el enfado, piensa uno,  se convierte en justicia. Pero la justicia es por definición parcial. Y sé que da igual lo que haga, que aquí lo que importa son otras cosas. Importan los fines no los medios. Importa que se gaste la pasta no los derechos, ni los insultos, ni las mentiras. Y cree uno que su pequeña conspiración palaciega caerá en saco roto y lo único que hará será desprestigiar a los acosados laborales. La confusión es grande; por furia, por rabia, por enfado, por amistad, por ideología, por cabrones. Por todo eso y por mucho más debo hacerlo. Pero, ¿y los problemas derivados? Liarla y pirarte, dejar en bragas a gente, darles la responsabilidad de denunciarlo sabiendo que se pueden quedar sin trabajo y que es probable que no les crean o que no quieran problemas  de este tipo las  instancias que deberían responder.

Y he aquí el dilema: ¿calmar mi conciencia y defender lo que uno cree justo o comer rabia y callarse y ver a los malos ganar otra vez? Supongo que prepararé algo para el final, para cuando me vaya. Y traspasaré la responsabilidad a otras conciencias que podrán decidir si guardarlo en un cajón y callar o actuar en consecuencia. ¿Intuís lo que ocurrirá? Yo sí.

Al final, todos están dispuestos a comer mierda con tal de que todo siga igual. Y nos confundimos llamando precavidos a los cobardes o exitosos a los hijos de puta. Incluso nos confundimos  de olores  y, a veces, de ideología. Y olvido (no sé si esto lo olvidamos todos) que la mierda no siempre es marrón ni huele a mierda. La mierda es  mierda porque sale del culo. Y aquí sobran lameculos y comemierdas
                                                                                                              

miércoles, 1 de junio de 2011

Cansado y sentimental

He vuelto con el dolor que provocan las vueltas, la fuerza de recargar las pilas y el aliento de haber visto a los amigos, a la familia y a Ángela. Y he vuelto al pueblo para ver que todo sigue igual, más o menos, más menos que más. Tengo tanto trabajo que me gustaría no volver a la oficina y tengo tanto sueño que no debería levantarme de la cama en el mes que me queda. Pero va a ser un mes de despedidas, también de despedidas del blog. Y pido que os guardéis las lágrimas por  poder ser esta una de las últimas veces que podáis leerme, al menos, gratuitamente.

Madrid ha sido una mezcla de amigos y encuentros. De paseos y lugares. Y de un lugar común, el lugar donde duermo, el lugar que me pertenece.

El viaje en avión, solo, ha sido largo y tedioso, aliviado por algún gintonic y algún vinito para ayudar a las siestas en el avión. La gente, aquí, te recibe como si hubiera pasado mucho tiempo. Se agradece sentir calor aquí y allí. Lo bonito es volver a las personas, como se vuelve a las casas de la infancia  o como se vuelve a la escuela años después. Sentiros calientes, cercanos. Al fin y al cabo, sentiros.  Gracias

viernes, 13 de mayo de 2011

qué voy!!!!!!!!!

Me voy a España unos días, felices asuntos familiares y vacaciones. He estado chequeando los vuelos, la gran puchica. Voy a estar más tiempo en aviones que durmiendo en mi cama de España. Perdón, en mi excama de España (prepárate Víctor). Salgo del pueblo, unas 5 horas a la capital, allí al aeropuerto con tres horas de antelación  por eso de los vuelos internacionales y los controles. Ni muerto Bin Laden nos van a dejar hacer las cosas más fáciles. Aunque no es nada comparado con los controles para salir de Israel. Sí, ¡para salir! Esa historia será en otro blog... Tres horas de viaje para llegar a Panamá y otras dos horas de espera para el enlace con Madrid. Luego diez horas más y, por fin, besar el suelo patrio. Tendrían que dejarte bajar en la pista como los equipos de fútbol cuando ganan algo o al Papa. Es una mierda eso del brazo articulado que te deja en los pasillos de la terminal. Además, ahí no se puede fumar y son un montón de horas de viaje… Para demorar más mi primer gazpacho casero del año, me dejan en el satélite donde tienes que montar en metro sólo para ir por las maletas. La terminal satélite es al aeropuerto lo que Las Tablas a Madrid. Te dicen que es Madrid pero te engañan, está a tomar por culo.

Resumiendo para no aburriros. Saldré el viernes 20  a las 2  pm de San Pedro. Dormiré en algún lugar: capital, Antigua, donde sea. Me levanto y al aeropuerto. Con el cambio horario llego a Madrid el domingo a medio día habiendo mal vivido sólo 30 horas en dos días. Interesante esto del cambio horario. ¡Le pienso pedir estas horas perdidas a la muerte!

Posibles  impresiones de las vacaciones en España:
-          ¡joder, qué caro es todo!
-          Paseo nocturno de vuelta a casa después de una buena juerga
-          Primavera en Madrid. Cada uno tiene sus gustos pero yo la echo de menos
-          En dos meses me uno al cupo de parados.  Maldita sea, todo el mundo hablando del problema del paro y tú pensando en unirte a ellos. Debemos ser la asociación más grande de España y la única de la que todos quieren salir.
-          Nunca se olvida uno del sabor del chorizo ni del jamón