miércoles, 24 de noviembre de 2010

Cuarto milenio en el lago Atitlán

Por qué hay alcaldes que no hablan castellano?
Por qué nadie bebe agua del grifo y nadie se preocupa por hacer algo para potabilizar el agua?
Por qué en las cantinas que es donde más bebe la gente no hay baño?
Por qué la cerveza es más cara que en cualquier país de Europa?
Pero quién decidió que se comiese lo que no se cultiva aquí?
Por qué puedes comprar cualquier medicamento y digo, cualquier medicamento,  sin receta pero está mal drogarse?
Por qué no existen fregonas y el recogedor no tiene palo?
Por qué nadie utiliza arquitectos para construir sus casas? La teoría es “yo tiro para arriba y cuando veo que se va a caer, pues paro”
Quién alimenta a tanto perro?
De dónde sacan el dinero los hippies?
A nadie se le ocurrió que podía subir el nivel de agua del lago antes de hacer obras?
Si hay más católicos que evangelistas en el pueblo por qué hay solo una iglesia católica y unas veinte evangelistas?
Si tienen uno de los mejore cafés del mundo y muy barato por qué en mucho sitios te ofrecen Nescafé soluble?
Por qué si dices que hubo un terremoto y que te asustaste, se ríen y te dicen que hasta que no llegue al 5 del señor ritcher son sólo eruptillos del suelo?
Y hay más, muchas más… 

viernes, 19 de noviembre de 2010

El gusto del hombre guatemalteco del altiplano

Tras insistirme varios amigos para que empiece a escribir ya en el blog sobre culos y tetas y me deje  de flipadas. Y  debido a que tengo una de esas resacas en las que la cabeza te duele hasta cuando respiras y es imposible quitarse el sabor a Martini de la boca (mira que no bebo Martini desde hace unos 10 años, pues todavía no he conseguido el sabor a gggin-tonic o a cuba libre por las mañanas, siempre es a Martini con limón…) propongo hablar de mujeres, mejor dicho, del cuerpo de las mujeres por el que el hombre del altiplano guatemalteco siente atracción. Tras un laborioso estudio de campo, un análisis riguroso de la información y mi primera noche en una cantina tomando, he llegado a las siguientes conclusiones. Inciso: haría lo mismo con el otro sexo, pero no se me ha posibilitado el acceso a la información. Es probable que por esto se me tilde de machista, pero es que en la cantina no entran mujeres y no pude hacer la investigación para el otro género.
El hombre guatemalteco del altiplano gusta de las mujeres de cuerpos distintos a los del  españolito medio y a los cánones occidentales de belleza. Vamos que les van las curvas, cuantas más curvas mejor. En un ambiente distendido se inició una conversación sobre nuestro gusto por las mujeres  (creo que pensaban que era “hueco”), según mojábamos  la conversación con cerveza, mostramos posturas dialécticas diferentes. A ellos les gustaba más lo que podríamos denominar, en terminología del extinto Ministerio de Igualdad, la talla diábolo.  Derivó la conversación a otros temas importantes de la vida sobre los que guardé silencio allí y guardaré silencio aquí.
Tras unos días reflexionando he llegado a la conclusión de que en la típica discoteca española de moda en que se considera a una mujer bella si baja de la 38 de pantalón estos caballeros se aburrirían y creo que tienen razón.
La verdad es que salí sonriendo de la cantina (y un poco borracho)  y no paraba de pensar mandar un mensaje a todas aquellas mujeres que por delgadas se creían bellas que me han ignorado a mi y a mis amigos en demasiados bares:
-Señoras, estábamos equivocados, lo sentimos. Sentimos tantas horas de gimnasio, tantas veces no comerse el postre que les hubiese apetecido y haber sido tan pesados con ustedes. No volverá a pasar-

jueves, 11 de noviembre de 2010

Primer mundo y medio

Me encanta definir cualquier cosa  en tres cualidades. Fue una escritora española la que escribió para mi y para la historia (ahora no tengo internet y  cito de memoria): “hay tres tipos de personas: las que tosen, las que sudan y las que son felices”. Esta frase todavía da vueltas en mi cabeza. O en la película “Alta Fidelidad” que no paraban de hacer listas de grupos y canciones (aunque creo que eran de cinco las listas, por eso la peli me gustó sólo un poco). Es una mierda esto de tener que hablar siempre de Guatemala en el blog, le tendría que haber puesto otro nombre... A guatemalear. Imagino a alguien muy estudioso que decidió clasificar el mundo en tres características en función de la pasta de la gente: el primer mundo, el segundo mundo y, estrujándose el coco dedujo, el tercer  mundo. Ahora como somos más educados  al segundo mundo lo llamamos “país en vías de desarrollo” o “mercados potenciales”. El tercer mundo que se joda, a ese no se le cambia el nombre. Hay otra clasificación por ahí, la conoce casi todo el mundo, pero se divide sólo en dos: norte y sur. Estos eran menos sesudos y como es una lista de dos pues me gusta incluso menos que la de los tres mundos.
Mientras tomaba una chelita se me ocurrió una nueva, ahí la dejo:
Primer mundo
Primer mundo y medio
Los que no tienen donde caerse muertos
Tampoco es que yo me haya roto el coco para hacer esto, pero es de tres y es bastante más original que lo de primer, segundo y tercer mundo. Y mucho más bruta. El primer mundo es aquel en el que todo lo importante está a disposición de todos y casi todos pueden adquirirlo (no sé si incluir a España aquí).  El primer mundo y medio es donde está todo lo importante y lo no importante y todo el mundo lo sabe y puede verlo pero, amigo, lo de poder comprarlo es una utopía. Es una mezcla del sueño americano y pobreza. Son más modernos los centros comerciales de Guate que los de EEUU, tienen la misma tecnología a la venta y los mismos precios. Los que no tienen donde caerse muertos son los de siempre, los ningunos de Galeano, los que  venden su alma en una patera para luego vender su cuerpo en un polígono.
Si me gustasen las listas de cuatro añadiría una cuarta: los que quieren no tener donde caerse muertos, pero como dije, sólo (mira que cometo faltas de ortografía, pero para una tilde rara que me sé los de la RAE quieren quitarla) me gustan las de listas de tres, otra vez será… 

martes, 2 de noviembre de 2010

...

¿Para qué sirve la cooperación?  Ni puta idea. Supongo que la lluvia de millones servirá para mejorar poco a poco a los países y así, con el paso del tiempo, hacer un mundo un poco más justo. Se respetarán los derechos de la mujer, de los indígenas, de los que no son indígenas pero también son pobres, se acabará la desnutrición, todos viajaremos al sur, se acabarán las fronteras y las banderas, habrá elecciones para mandar en la ONU, todos tendrán una casa digna, un trabajo de la hostia y, al final, la cooperación no será necesaria. Si os digo la verdad, nunca me he fiado de las organizaciones, ideas o movimientos cuyo fin es desaparecer. Me recuerdan a la guerra preventiva o a mi adicción al tabaco. Sé que no tienen relación pero es a lo que me recuerda. A la guerra preventiva porque el argumento eso de crear una guerra para evitar otra casi me convence, como la cooperación. Lo de mi adicción al tabaco es por saber que tengo que dejarlo antes de que llegue el pitillo que da cáncer y porque creo que voy a ser incapaz. Fumo porque sé que voy a tener que dejar de fumar, coopero para dejar de cooperar.  Al final ni yo dejaré de fumar ni España de entrometerse en las decisiones políticas de Guatemala.
Me pregunto si realmente somos tan generosos los españoles que decidimos, sin otro interés, gastar doscientos y pico millones de euros en algo que no da votos y, a la vez, subir los impuestos en España, recortar el gasto público y congelar las pensiones. Me salió la vena populista, sorry.
A un político le importan dos cosas: su ego y los votos (y a  algunos ni lo segundo). Esto ni da votos ni podemos decir que suba mucho el ego. Quiero decir,  no creo  que haya gato encerrado en esto de la cooperación,  creo que al gato le han pillado las pelotas con la puerta.  Lo que dudo es si el gato son los chapines a los que se les dice lo que hay que hacer, o los españoles que pagan impuestos.  
Por cierto, me llegó la factura de la luz. Es de Unión Fenosa.