viernes, 19 de noviembre de 2010

El gusto del hombre guatemalteco del altiplano

Tras insistirme varios amigos para que empiece a escribir ya en el blog sobre culos y tetas y me deje  de flipadas. Y  debido a que tengo una de esas resacas en las que la cabeza te duele hasta cuando respiras y es imposible quitarse el sabor a Martini de la boca (mira que no bebo Martini desde hace unos 10 años, pues todavía no he conseguido el sabor a gggin-tonic o a cuba libre por las mañanas, siempre es a Martini con limón…) propongo hablar de mujeres, mejor dicho, del cuerpo de las mujeres por el que el hombre del altiplano guatemalteco siente atracción. Tras un laborioso estudio de campo, un análisis riguroso de la información y mi primera noche en una cantina tomando, he llegado a las siguientes conclusiones. Inciso: haría lo mismo con el otro sexo, pero no se me ha posibilitado el acceso a la información. Es probable que por esto se me tilde de machista, pero es que en la cantina no entran mujeres y no pude hacer la investigación para el otro género.
El hombre guatemalteco del altiplano gusta de las mujeres de cuerpos distintos a los del  españolito medio y a los cánones occidentales de belleza. Vamos que les van las curvas, cuantas más curvas mejor. En un ambiente distendido se inició una conversación sobre nuestro gusto por las mujeres  (creo que pensaban que era “hueco”), según mojábamos  la conversación con cerveza, mostramos posturas dialécticas diferentes. A ellos les gustaba más lo que podríamos denominar, en terminología del extinto Ministerio de Igualdad, la talla diábolo.  Derivó la conversación a otros temas importantes de la vida sobre los que guardé silencio allí y guardaré silencio aquí.
Tras unos días reflexionando he llegado a la conclusión de que en la típica discoteca española de moda en que se considera a una mujer bella si baja de la 38 de pantalón estos caballeros se aburrirían y creo que tienen razón.
La verdad es que salí sonriendo de la cantina (y un poco borracho)  y no paraba de pensar mandar un mensaje a todas aquellas mujeres que por delgadas se creían bellas que me han ignorado a mi y a mis amigos en demasiados bares:
-Señoras, estábamos equivocados, lo sentimos. Sentimos tantas horas de gimnasio, tantas veces no comerse el postre que les hubiese apetecido y haber sido tan pesados con ustedes. No volverá a pasar-

1 comentario:

  1. Me encanta el Blog Paco, me mola hasta el diseño, me empiezas a preocupar jajajaja pero está es mi entrada favorita por ahora. Muchos besitos!

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