martes, 2 de noviembre de 2010

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¿Para qué sirve la cooperación?  Ni puta idea. Supongo que la lluvia de millones servirá para mejorar poco a poco a los países y así, con el paso del tiempo, hacer un mundo un poco más justo. Se respetarán los derechos de la mujer, de los indígenas, de los que no son indígenas pero también son pobres, se acabará la desnutrición, todos viajaremos al sur, se acabarán las fronteras y las banderas, habrá elecciones para mandar en la ONU, todos tendrán una casa digna, un trabajo de la hostia y, al final, la cooperación no será necesaria. Si os digo la verdad, nunca me he fiado de las organizaciones, ideas o movimientos cuyo fin es desaparecer. Me recuerdan a la guerra preventiva o a mi adicción al tabaco. Sé que no tienen relación pero es a lo que me recuerda. A la guerra preventiva porque el argumento eso de crear una guerra para evitar otra casi me convence, como la cooperación. Lo de mi adicción al tabaco es por saber que tengo que dejarlo antes de que llegue el pitillo que da cáncer y porque creo que voy a ser incapaz. Fumo porque sé que voy a tener que dejar de fumar, coopero para dejar de cooperar.  Al final ni yo dejaré de fumar ni España de entrometerse en las decisiones políticas de Guatemala.
Me pregunto si realmente somos tan generosos los españoles que decidimos, sin otro interés, gastar doscientos y pico millones de euros en algo que no da votos y, a la vez, subir los impuestos en España, recortar el gasto público y congelar las pensiones. Me salió la vena populista, sorry.
A un político le importan dos cosas: su ego y los votos (y a  algunos ni lo segundo). Esto ni da votos ni podemos decir que suba mucho el ego. Quiero decir,  no creo  que haya gato encerrado en esto de la cooperación,  creo que al gato le han pillado las pelotas con la puerta.  Lo que dudo es si el gato son los chapines a los que se les dice lo que hay que hacer, o los españoles que pagan impuestos.  
Por cierto, me llegó la factura de la luz. Es de Unión Fenosa.

2 comentarios:

  1. Hola Paco: acabo de regresar de Burkina y recién leo tu blog. Te siento un bastante desilusionado con la cooperación (que, desde luego, no es la varita mágica que todo soluciona). De Guatemala y otros países de América latina ya había oido cosas. Las que tu cuentas y otras bastantes mejores, como la existencia de muchas organizaciones de base que se mueven bastante pero, claro, me temo que tu situación no es la mejor para encontrarlas (currito vilmente explotado por la AECID que te estará puteando de mala manera, como estúpido becario que eres). Bueno, lo siento. A este paso la experiencia te va a hacer renegar de todo aquello relacionado con la cooperación pero te aseguro que no siempre es así. En cuanto a lo que dices de fundirte con el pueblo guatemalteco, pues va a ser que no. Naciste gringo, te criaron como gringo y gringo serás mal que te pese. Y a no ser que decidas quedarte ahí para siempre lo vas a tener complicado. Después de todo, lo que todos quieren es poder disfrutar un poco de la vida y, para eso, el dinero ayuda bastante sobre todo si evita no tener que matarse a trabajar para simplemente sobrevivir.
    Y redundo en lo que ya te ha dicho alguien: contrata al personal que precises que así creas empleo y les viene bien, sobre todo si tienes pasta para hacerlo. Y el tiempo que te quede libre, sigue aprendiendo cosas que no tengan nada que ver con los malditos numeritos con los que te están friyendo.
    Besos
    Carmen

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  2. Por cierto, tuve una cagalera de cuidado en Burkina y justo tras comer en casa de unos españoles. Que uno no puede fiarse de nadie

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