martes, 1 de marzo de 2011

Doctor Sativo


El sábado hubo concierto en el pueblo. En general aquí siempre hay música en los bares. Es gracioso porque tocan cada día en un bar, si los escuchas un día en el Clover al día siguiente estarán en el Buddha y el miércoles siguiente en cualquier otro. Pero este sábado era único, volvía el doctor Sativo. Un músico guatemalteco que vivió un tiempo en San Pedro la Laguna cuando esto era San Pedro la Locura. Ahora vive en Barcelona y tocando en la calle se ha hecho un pequeño nombre. Al menos aquí es muy reconocido. Con la maldita hora de cierre de las once de la noche el concierto tenía que ser pronto y las cervezas de antes empezaron casi al medio día. La gira del doctor Sativo, “el gran retorno”, ya había dado conciertos en la capital y en las ciudades grandes, volvía a San Pedro. Había bastante expectación, vino mucha gente movida por el ritmo del reggeacumbia y, por unas horas, el local se convirtió en San Pedro de la Locura.

El concierto fue fantástico: mucha gente, reggeacumbia en directo, la gente bailando y gritando al ritmo del doctor y una mezcla de todo tipo de personas. Había padres, jóvenes del pueblo, jóvenes guatemaltecos en general y un montón de extranjeros que no sabían quién era Sativo pero acudieron al lugar donde estaba la fiesta, hasta las once, claro.



Volvamos al momento San Pedro la Locura. En primera fila, a dos metros del cantante, había un tipo con una pipa de crack dándolo todo. Las colas en el baño eran terriblemente largas, la gente entraba de dos en dos y nadie tiraba de la cisterna porque no era necesario. Además se veía a gente, no dos ni tres sino gente, bailando a un ritmo distinto, bailando al ritmo del ácido. Por el olor deduje que más de la mitad de los cigarrillos fumados estaban aliñados.

Fue divertido, muy divertido. El concierto y la situación. Antes esto era así siempre -dicen los oriundos- para lo bueno y para lo malo.

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