viernes, 8 de octubre de 2010

La peligrosidad, la sugestión y el miedo



Es difícil no angustiarse cuando el tema de la seguridad es lo único que los compatriotas comentan. Llegar a una ciudad en la que las palabras prudencia y cuidado se repite cada veinte bocanadas de aire hace que uno piense demasiado dónde lleva la cartera.  Hay que tener cuidado con las barrios que no son este y,  aún así, aquí te atracan, sólo coger  taxis de confianza, “no cojas el autobús “( dejadme que use hasta la extenuación  el verbo coger), “no viajes por la noche, no vayas a estos barrios, no hables por el móvil por la calle, no, no y no”.  Me pregunto qué es peligroso y arrojo unos cuantos detalles que han comentado hoy otros cooperantes como yo. En Guatemala existe un fiscal especializado en descuartizamientos y otro en conductores de autobuses debido al alto número de asesinatos  que se dan de chóferes en los autobuses urbanos de la capital. En Ciudad de Guatemala hay una banda de niños que llevan ocho asesinatos y todavía no se ha conseguido detenerlos. Pero el ejemplo son los periódicos, nada como un periódico para medir el estado de ánimo de un país. Si uno abre Prensa Libre o el Periódico de Guatemala (únicamente he ojeado estos dos y sólo ojeado)  no va a encontrar una noticia que no sea de los problemas económicos, judiciales, del desgobierno o de “ultimaciones” (bonita forma de llamar a la muerte violenta).
Ahora pongamos que alguien como yo con esta información decide por su cuenta y riesgo dar un paseo         (eufemismo de montar en taxi hasta cualquier destino) al centro a las 5 de la tarde. El taxista, un hombre de unos treinta y largos, me cuenta su situación actual, los problemas del país, la guerra que acabó hace 15 años más o menos y cómo no, la delincuencia y con qué y dónde tenemos que tener cuidado. Tras llegar a la plaza más céntrica, y pasear (esta vez si es pasear pero sin salir de la plaza) empieza a oscurecer y alguien como yo que no sabe terminar un paseo sin una buena ración de cebada fermentada busca un bar y gasta más de media hora en conversar y beber.  A la salida era claramente de noche, así que en un alarde de inconsciencia saco el móvil y llamo a mis taxis de confianza . Aquí comienza la sugestión. Cuando a uno se le vienen a la cabeza los pensamientos que me han inculcado sobre lo peligroso de mi actividad decido acercarme a unos policías que pasaban por allí a terminar mi conversación por el celular. La espera será de unos 15 minutos en un cruce de calles, me planto allí y espero. En esos momentos sientes que la gente te mira, todos son potenciales atracadores, todos llevan pistola. Me siguen mirando, comento con los dos amigos que me acompañan y nos contagiamos  tranquilidad hablando del tiempo, de la de gente que hay en la calle y de lo iluminado que está. Llega el taxi. Nos vamos en silencio al hotel.
Estaba con dos amigos, eran las 7,30 de la tarde.  La verdad  es que no pasamos ningún miedo. 

 Ciudad de Guatemala








1 comentario:

  1. Me has hecho re-sentir mis primeros dias en Guate...
    Suerte en el Lago!

    Ceci

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